Wednesday, May 03, 2006

 

La intención de estos tejidos no eran artísticos

La semana pasada (viernes 28 de abril), en la sección cultural de La República, apareció una nota sobre una muy interesante exposición de ceramios y tejidos precolombinos. La curadora, quien, a no dudarlo, debe haber hecho un excelente trabajo, nos ilustra así al respecto: “La intención de estos tejidos no eran artísticos, sino rituales, esto es el ajuar que le ponían al difunto para el gran viaje después de la muerte”. Este es un peculiar uso del plural, pues el verbo eran concuerda con tejidos y no con intención (a diferencia de lo que ocurre en la variedad estándar). Discordancias de este tipo ya eran conocidas, pero normalmente se cree que están limitadas a ciertos nombres colectivos (como grupo o mayoría, como por ejemplo en: la mayoría de tejidos no eran artísticos). Que se halle en verbos donde el sujeto no es un sustantivo colectivo es una novedad. La cita contiene también otra peculiaridad. La expresión esto es se usa para hacer equivalentes dos expresiones, pero, en la lengua estándar, impone el requisito de que las dos tengan el mismo valor categorial (dos oraciones, dos sustantivos, dos frases del mismo tipo, etc). En el texto en question, esto es iguala una oración con una frase sustantiva.

La noticia añade otra curiosidad, esta vez de la pluma del periodista, quien nos explica:

Pero la exposición contiene algo más novedoso. [La curadora] exhibe un gran tambor
nasca, un ceramio mochica y uncu o tejido wari, sobre los cuales ha mandado
elaborar sobre las paredes o en multimedia la iconografía de los mismos
.

Esta frase, una vez que se sortea el entrevero, da la impresión de que la iconografía ha sido colocada sobre los objetos mencionados. Imagino que el redactor pretendía decir que se ha mandado a hacer algo acerca de esos objetos; de allí el uso de sobre los cuales, donde sobre tiene precisamente el sentido de acerca de. Pero el segundo sobre tiene más bien el sentido de encima de, con lo cual la frase resulta ambigua. El redactor parece tener conciencia de esto último pues pretende resolver el problema con el uso de la expresión de los mismos, pero eso refuerza la lectura absurda, puesto que mismos tiene un sentido reflexivo que hace más saltante la posibilidad de que los objetos hayan sido pintados con su propia iconografía. Lo interesante de este último texto es que, como en tantos otros casos, es claro como el lenguaje explota en sentidos y sobrepasa a su usuario, que no se ha tomado la molestia de controlarlos.

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